ICONOS HUELLAS SOMBRAS [2015]
Mar y rocas (2015)
80x60 cm • Acrílico sobre hardboard
En 2015 hice una muestra en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. El historiador, curador y crítico de arte Guillermo Fantoni
escribió el prólogo del catálogo:
Pintado con frenesí
Cuando lo interrogan sobre las sorpresivas modificaciones de su pintura, Norberto Moretti responde con una frase contundente: «Yo no busco el cambio sino que el cambio me busca a mi».
Emprender deliberadamente un sendero nunca transitado o elegir entre las opciones que se presentan de un modo fortuito, son algunas de las posibilidades que explican las evidentes torsiones que presenta su flamante serie de pinturas.
De todos modos, el hiato resulta francamente abrupto con los paisajes intimistas y líricos que conforman el motivo de dos últimas exposiciones y nos remiten, paradójicamente, al dramatismo de las abstracciones que realizara en un pasado reciente.
A diferencia de esas manchas y grafismos que se replegaban sobre su propia literalidad, los variados recursos y materializaciones de los últimos cuadros realizados –con «frenesí»– habilitan una amplia variedad de sentidos y lecturas.
En ellos, planos atmosféricos y pinceladas gestuales, miríadas de puntos y ritmos lineales, definen una naturaleza indómita y desbordada: incendios y erupciones volcánicas, cascadas y remolinos de agua, masas de aire y luces de tormenta.
Igualmente aparecen ahí las alusiones a una vida salvaje y primordial: la fauna gigantesca que convivió con los primeros hombres y las grutas pintadas como testimonio de un primer dominio sobre el mundo. Pero también, junto a las rebeliones de la naturaleza y los vestigios del origen, se descubre la presencia de la vegetación y de los seres que pueblan la tierra.
En otras palabras, la catástrofe y la calma, la destrucción y la celebración de la vida. Por eso mismo, las evidentes referencias.
escribió el prólogo del catálogo:
Pintado con frenesí
Cuando lo interrogan sobre las sorpresivas modificaciones de su pintura, Norberto Moretti responde con una frase contundente: «Yo no busco el cambio sino que el cambio me busca a mi».
Emprender deliberadamente un sendero nunca transitado o elegir entre las opciones que se presentan de un modo fortuito, son algunas de las posibilidades que explican las evidentes torsiones que presenta su flamante serie de pinturas.
De todos modos, el hiato resulta francamente abrupto con los paisajes intimistas y líricos que conforman el motivo de dos últimas exposiciones y nos remiten, paradójicamente, al dramatismo de las abstracciones que realizara en un pasado reciente.
A diferencia de esas manchas y grafismos que se replegaban sobre su propia literalidad, los variados recursos y materializaciones de los últimos cuadros realizados –con «frenesí»– habilitan una amplia variedad de sentidos y lecturas.
En ellos, planos atmosféricos y pinceladas gestuales, miríadas de puntos y ritmos lineales, definen una naturaleza indómita y desbordada: incendios y erupciones volcánicas, cascadas y remolinos de agua, masas de aire y luces de tormenta.
Igualmente aparecen ahí las alusiones a una vida salvaje y primordial: la fauna gigantesca que convivió con los primeros hombres y las grutas pintadas como testimonio de un primer dominio sobre el mundo. Pero también, junto a las rebeliones de la naturaleza y los vestigios del origen, se descubre la presencia de la vegetación y de los seres que pueblan la tierra.
En otras palabras, la catástrofe y la calma, la destrucción y la celebración de la vida. Por eso mismo, las evidentes referencias.
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