Desde el 9 de diciembre de 2021 hasta el 9 de marzo de 2022, expuse en el Centro Cultural «Roberto Fontanarrosa». La muestra llamada «Precario» fue, en alguna medida, una especie de continuacion de «Patmos».

Me presentaba yo mismo, diciendo: «Precario», nos dice el diccionario, es algo poco estable, poco duradero, inseguro, frágil. Es el nombre de esta muestra. Tiene que ver con lo que siento desde hace mucho, que se acentuó por las crisis ya estalladas y las que están en espera de erupción, por la pandemia y otras viejas situaciones a las que no le encontramos solución o postergamos para más adelante.

Siempre pensé que vivimos dirigiéndonos hacia un precipicio con los ojos abiertos. Estamos constantemente al borde. Hoy, tal vez como nunca, todo es incierto, todo es precario. No me siento positivo respecto del avance de la humanidad, aunque creo –y es mi deseo– que seguirá andando como sea.

Pinté sobre trabajos viejos, permitiendo que eso quedara en evidencia, pinté también sobre cartulinas, pegadas después sobre hardboard de manera precaria (el pegamento utilizado se nota por momentos, el recorte de la cartulina no es prolijo) y usé soportes nuevos.

Hay algunas «escenas», a simple vista paisajes, con seis personajes en la parte inferior del cuadro, hay gente agobiada trabajando, animales amenazantes, animales agrediéndose, la naturaleza desbordada.

Se cumplen en 2022, cincuenta años de mi primera muestra individual, que fue en marzo de 1972, muchas veces me centré en lo que hacemos con el planeta, en la guerra constante del hombre contra el hombre, dejando una puerta abierta para que un nuevo renacimiento fuese posible, no como un milagro sino como un logro a concretar entre todos. Por primera vez expongo una pintura ya exhibida, retrabajada ahora, acentuando el amanecer que se veía antes pero haciéndolo más visible, más deslumbrante, con la esperanza de que, a pesar de todo, dejemos que el sol siga brillando.